El cuerpo comienza a transformar el alcohol inmediatamente, comenzando en la boca y luego en el sistema digestivo.
A medida que pasa por el estómago e intestino delgado, parte del alcohol es absorbido por el torrente sanguíneo y lo que lo lleva a circular por todo tu cuerpo. También llegará a tu cerebro, lo que produce el efecto embriagante.
Posiblemente, comenzarás a sentir los efectos del consumo de alcohol en unos minutos. La velocidad con la que esto ocurre depende de factores como tu estatura, tu género y edad, si has comido y tu estado de salud general, entre otros.