El alcohol producido de manera ilegal puede suponer un riesgo importante para la salud de los consumidores. Las medios de comunicación de todo el mundo a menudo hacen referencia a intoxicaciones y muertes en masa.
Como no existe un control de la calidad o una supervisión de cómo se producen estas bebidas, puede que contengan niveles muy altos de etanol, que aumenta el riesgo de intoxicación. También pueden contener ingredientes perjudiciales y tóxicos (2, 3). Uno de los más comunes es el metanol, un tipo de alcohol que se añade a veces a algunas bebidas ilegales para hacerlas más fuertes. Causa ceguera y otros problemas de salud, y a menudo resulta mortal (4). Además, algunas bebidas se contaminan durante la producción con productos químicos tóxicos y productos de origen animal que en ocasiones se añaden para acelerar la fermentación. Cuando se consumen, estas bebidas presentan un elevado riesgo de intoxicación e infección.
Algunas personas también pueden recurrir al consumo de productos que contengan alcohol, como los desinfectantes de manos, la colonia, enjuague bucal o los limpiacristales, ya que son baratos y fáciles de adquirir (5-7). Estos líquidos pueden comprarse y utilizarse legalmente, a pesar de no estar destinados al consumo. Las consecuencias pueden ser terribles. En Kenia (8) hay una bebida local llamada changa’a que se conoce como «mátame rápido» por lo fuerte que es (9).
El consumo de alcohol ilegal está bastante extendido, especialmente en los países en desarrollo
Hay muchos lugares en el mundo en los que beber alcohol puede ser arriesgado, especialmente si no se hace en un restaurante o no se compra en un establecimiento con licencia.
La Organización Mundial de la Salud calcula que alrededor de un cuarto del alcohol que se consume en todo el mundo es ilegal (1), pero hay estudios que muestran que esta cifra es mucho mayor en algunas regiones. Por ejemplo, casi la mitad del alcohol que se consume en el sudeste asiático y más de un tercio del que se consume en África es ilegal (10). Es alcohol que se produce o vende de manera ilegal, especialmente allí, donde los productos legales, o bien no están disponibles, o bien no son accesibles, normalmente porque muchas personas no pueden permitírselos (11).
Este es el motivo por el que los sectores más pobres de la sociedad, a los que les puede resultar difícil acceder a los productos legales, son los que sufren los efectos más graves del alcohol ilegal. Los efectos del alcohol ilegal son especialmente graves en aquellas personas con problemas de nutrición y acceso precario a la asistencia médica.