La bebida y su cuerpo
¿Cómo afecta la bebida al cerebro, el hígado y el corazón?
Cuando beba, el consumo de alcohol tendrá efectos en sus órganos (1), pero el alcance de estos efectos depende de muchos factores. Esto es lo que debe saber.
El primer órgano afectado cuando bebe es el cerebro
Cada persona experimenta los efectos derivados del consumo de alcohol de manera diferente, aunque normalmente sentirá estos efectos en el cerebro en cuestión de minutos. Al pasar a su cerebro, el etanol reacciona con las sustancias químicas y las vías neuronales que determinan sus emociones y estados de ánimo y cómo responde al placer y al dolor, y que regulan su coordinación, sus movimientos e incluso su respiración (2).
El alcohol puede hacer que se sienta menos inhibido y más relajado si bebe moderadamente. Sin embargo, cuanto más beba, más actuará el alcohol como depresivo. Puede llegar a perder el conocimiento si bebe excesivamente en un breve espacio de tiempo. Las personas que sufren una intoxicación grave pueden entrar en coma y dejar de respirar (3). Todas estas respuestas implican a diferentes regiones del cerebro.
Las investigaciones han demostrado que un consumo excesivo y abusivo durante períodos prolongados puede cambiar la estructura del cerebro (4). A diferencia de otros órganos, el cerebro no se regenera, por lo que cualquier daño que sufra es irreversible. Esta es también una razón por la cual es tan peligroso beber a una edad temprana. Como los cerebros de los adolescentes aún se están desarrollando, la bebida puede alterar la manera en que se forman las conexiones cerebrales, especialmente las relacionadas con el aprendizaje y la memoria (5, 6).
Algunos estudios científicos han demostrado que, en el caso de algunas personas mayores, beber con moderación puede tener un efecto positivo en el funcionamiento del cerebro. Un consumo reducido y moderado puede mejorar la cognición y la memoria y ayudar a prevenir el deterioro mental asociado a menudo con el envejecimiento (7-9).
Sin embargo, estos efectos no se producen en todas las personas. No debe ponerse a beber por motivos de salud. Solo un profesional de la salud cualificado puede asesorarle, teniendo en cuenta sus patrones de consumo, su estado de salud y su estilo de vida. Los adultos mayores también pueden necesitar asesoramiento especializado sobre cómo puede afectar la bebida a su cerebro.
El hígado es el principal eliminador de alcohol de su organismo
La mayor parte del alcohol que bebe se descompone en el hígado en un proceso en dos pasos (10). El etanol de su bebida se convierte en un compuesto llamado acetaldehído. El acetaldehído, al ser tóxico para su cuerpo, se descompone rápidamente y se elimina a través de la orina.
La cantidad de alcohol que beba afectará de manera importante a su hígado (11, 12). Las enzimas del hígado pueden procesar aproximadamente una bebida cada hora, por lo que beber más y a un ritmo más rápido hace que el acetaldehído se acumule y permanezca en el organismo causando daños. Las personas que beben mucho y durante mucho tiempo pueden desarrollar una afección llamada cirrosis, en la que se acumula tejido cicatricial en el hígado, que deja de funcionar con normalidad.
El efecto del alcohol en el hígado también depende de otros factores (12). Los estudios muestran que ser obeso y tomar ciertos medicamentos puede dañar el hígado, haciéndolo más susceptible a los efectos del acetaldehído. Si le preocupa el efecto de su consumo sobre la salud de su hígado, o cómo puede reaccionar con los medicamentos, lo mejor es que consulte a su médico para obtener una orientación precisa que se adapte a sus circunstancias.
Beber tiene diferentes efectos en el corazón dependiendo de cómo beba y de quién sea
Beber en exceso no es bueno para el corazón. A corto plazo, las personas que beben en exceso pueden experimentar irregularidades en el ritmo cardíaco (13, 14) y una subida de la tensión arterial (15), mientras que, a largo plazo, beber en exceso puede provocar un daño cardíaco más duradero que puede poner en peligro su vida (16). Puede que a las personas que sufren ciertas afecciones cardíacas se les recomiende que no beban nada de alcohol.
No obstante, una serie de estudios realizados durante décadas respaldan la idea de que, en el caso de algunos adultos de mediana edad y mayores, beber algo de alcohol puede ser bueno para el corazón (17-19). En comparación con las personas que no beben, las personas de estos grupos de edad que beben poco y con moderación tienen menos colesterol y menos obstrucción en los vasos sanguíneos (20), lo que reduce el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca o un ictus. Pero, como ocurre con cualquier otro efecto del alcohol, esto no se aplica a todos por igual. Varios factores tienen un papel en ello, incluyendo la edad, el sexo y el estado de salud general. Incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden suponer un riesgo para algunas personas; por ejemplo, las que toman determinadas medicaciones.
En los últimos años, algunos científicos han puesto en duda los beneficios de un consumo moderado para la salud cardíaca en adultos mayores, poniendo de manifiesto posibles deficiencias en los estudios (21-23). Donde no existe desacuerdo entre los científicos es sobre los efectos que puede tener un consumo excesivo en su corazón. Beber mucho durante mucho tiempo y los episodios de consumo excesivo pueden ponerle en riesgo y aumentar sus probabilidades de desarrollar una enfermedad cardíaca (18). Es importante que consulte a un profesional médico si tiene alguna pregunta acerca de su consumo y sus efectos en el corazón, ya que los efectos de la bebida son diferentes en cada persona.
Referencias
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